De Rincones de San Ciprián |
El roble podría haber crecido alto y espigado porque no tenía ningún árbol enfrente a quien pelear los rayos de sol, pero su curiosidad le llevo a inclinarse para observar hacia dónde se precipitaba el río Xunco tras la presa.
El Carballo y el agua son imprescindibles para poder entender el paisaje de nuestra tierra.
ResponderEliminarUna foto muy buena.
Saludos.-
Encantador! Bom controle de exposição.
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