"Después de este chocolate de pecado resulta complejo hablar de mentiras.
Me acuerdo en Bilbao que nunca me dijeron en casa que aquello iba a durar 2 años y no tuve bastante calma. Y yo a mi vez, siempre que preguntaban si quería irme de aquel sanatorio observé a mi vecina que decía con la cocorota que no y yo tomé nota del camino que podría tomar si mis padres se lo creían demasiado para librarme de noches mojadas y broncas, una mentira que genera otra.
Otra mentira era ocultar o silenciar mis mejorías… por si acaso.
Otra mentira es el descubrir América: en las primeras décadas de franquismo se hablaba de evangelizar infieles como quien convierte a los chinos o indios en la actualidad, pocas veces se insistía en la búsqueda del oro y las especias y eso me recuerda una pregunta de mi examen de segundo trimestre en el que no recordé a tan conservantes señoras y adiós aprobado de marras, que Dios las conserve. Esa mentira de la madre patria hace que América y España no se conozcan mucho y que algunos españoles no sepamos a veces ni las capitales, y que nuestras culturas hayan andado de espaldas hasta literatura americana.
A mediados o finales de los 60 llegó a nuestra casa una colección argentina para el colegio de mi padre. Estas enciclopedias se llamaban Lo sé todo y hablaban mucho de los abusos y robos de nuestros soldados. Esperemos que la convivencia entre emigrantes genere verdad y sinceridad.
Yo cuando dejé de mentir es cuando me encontré peor y menos ágil.
La mentira de la colza fue mortal, si la hubieran contado al comienzo en lugar de hablar del bichito que se pisotea tal vez hubiese habido menos víctimas."
Me acuerdo en Bilbao que nunca me dijeron en casa que aquello iba a durar 2 años y no tuve bastante calma. Y yo a mi vez, siempre que preguntaban si quería irme de aquel sanatorio observé a mi vecina que decía con la cocorota que no y yo tomé nota del camino que podría tomar si mis padres se lo creían demasiado para librarme de noches mojadas y broncas, una mentira que genera otra.
Otra mentira era ocultar o silenciar mis mejorías… por si acaso.
Otra mentira es el descubrir América: en las primeras décadas de franquismo se hablaba de evangelizar infieles como quien convierte a los chinos o indios en la actualidad, pocas veces se insistía en la búsqueda del oro y las especias y eso me recuerda una pregunta de mi examen de segundo trimestre en el que no recordé a tan conservantes señoras y adiós aprobado de marras, que Dios las conserve. Esa mentira de la madre patria hace que América y España no se conozcan mucho y que algunos españoles no sepamos a veces ni las capitales, y que nuestras culturas hayan andado de espaldas hasta literatura americana.
A mediados o finales de los 60 llegó a nuestra casa una colección argentina para el colegio de mi padre. Estas enciclopedias se llamaban Lo sé todo y hablaban mucho de los abusos y robos de nuestros soldados. Esperemos que la convivencia entre emigrantes genere verdad y sinceridad.
Yo cuando dejé de mentir es cuando me encontré peor y menos ágil.
La mentira de la colza fue mortal, si la hubieran contado al comienzo en lugar de hablar del bichito que se pisotea tal vez hubiese habido menos víctimas."
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Carmen Soria compartió sus vivencias con los familiares, amigos, compañeros y voluntarios de la CAMF de Leganés durante la presentación de su libro "Manifiesto Saltamontes", en la Fnac de Parquesur.
Muestro algunas fotos del acto, en el que la autora narró sus experiencias. Siempre acompañada por el escritor Andrés Mencía, que además ha sido el encargado de pasar a limpio los descubrimientos que Carmen le contaba desde su silla. También de los compañeros y voluntarios que compartieron sus palabras de admiración y reconocimiento, entre ellos Manuel Herrera, que ya nos dejó en el blog los comentarios a la obra. Y por último Cesar, posando con Carmen, que insistió en que le retratara para aparecer en el periódico de Leganés, aunque a pesar de mis explicaciones creo que no logré convencerle de que no era periodista. Sirva al menos este post para que su foto sea publicada.
Muestro algunas fotos del acto, en el que la autora narró sus experiencias. Siempre acompañada por el escritor Andrés Mencía, que además ha sido el encargado de pasar a limpio los descubrimientos que Carmen le contaba desde su silla. También de los compañeros y voluntarios que compartieron sus palabras de admiración y reconocimiento, entre ellos Manuel Herrera, que ya nos dejó en el blog los comentarios a la obra. Y por último Cesar, posando con Carmen, que insistió en que le retratara para aparecer en el periódico de Leganés, aunque a pesar de mis explicaciones creo que no logré convencerle de que no era periodista. Sirva al menos este post para que su foto sea publicada.
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