Las fotos son las guardianas de nuestro pasado. Son el espejo que nos devuelve lo que fue. Son el recordatorio de nuestras vivencias.
Las fotos forman parte de nuestra vida.
Estaban, están, estarán.
Una foto es parte de un acontecimiento. Inmortalizó la escena y el momento. Una foto cualquiera puede terminar en un sobre junto a otras fotos de otros momentos y otros acontecimientos limítrofes, esperando en el fondo de un cajón, a que otro acontecimiento vuelva a sacarla a la luz y pueda sentirse útil. Quizá no llegue ese momento o quizá llegue sólo una vez y vuelta a la oscuridad del sobre y del cajón.
Puede que esa foto termine en aquel álbum de piel que adorna el mueble principal de la casa. En ese caso, tiene más posibilidades de poder volver a dar vida al pasado. Se moverá, se desempolvará y verá la luz en contadas ocasiones.
Pero puede, y estas son las afortunadas, que esa foto sea seleccionada, entre muchas otras, para formar parte del presente, y crecer junto a nosotros. Esa foto irá a un marco. Y durante un tiempo, más o menos largo, dependiendo de lo nostálgico que sea su dueño, vivirá el presente recordando el pasado y formará parte de nuestro futuro.
Esas fotos, que por muy diferentes razones forman parte de nuestra vida, son las que nos recuerdan donde estamos y de donde venimos.
Artículo publicado en el fotoblog de Carmen Hache: hacheland.mifotoblog.com
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