Tras los fuegos artificiales de la fiesta de la Maruxaina, que se celebro el pasado once de agosto, cambié el juicio a la sirena y posterior queimada por las Perseidas. Aparecerían sobre todo hacia el nordeste y aunque yo miraba al noroeste vi una cruzar el cielo durante los quince segundos que el obturador estuvo abierto. No obstante no quedó registrado su trazo, aunque sí el de un avión que por allí pasaba.
Después ya sin cámara, y mientras el pueblo estaba en fiestas, nos dirigimos al lugar más oscuro para observar el espectáculo astronómico en una noche raramente despejada y sin luna y pudimos contar hasta seis en apenas media hora. Mientras la orquesta sonaba.